Con ello se ahonda en una vía de reducción del encargo docente basada en los sexenios que viene aplicándose en la UGR desde que el Real Decreto-ley 14/2012, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, lo permitió (aunque el RDL era más restrictivo: los sexenios debían ser consecutivos y el último estar vivo).
Desde su implantación en 2012, CCOO viene señalando que esta medida es injusta, porque el sexenio presenta un importante sesgo según áreas de conocimiento y según sexo.
Además de la diferenciación salarial que suponen los sexenios, vincularles la dedicación docente no hace más que acrecentar las diferencias entre el profesorado. No dudamos de su validez para determinados contextos, pero no debería ser el único o principal criterio de minoración docente, porque no atiende a la realidad diversa de la universidad.
Lo entenderemos mejor analizando los datos en la UGR
Mientras que el 50% del profesorado mayor de 45 años disfruta de una minoración de 80 horas en la rama de Ciencias (sobre una plantilla de 570), en el caso de Ciencias Sociales y Jurídicas solo el 19% de su profesorado (sobre 900) puede disfrutar de esta ventaja.
La diferenciación se va acrecentando con la edad: por encima de los 60 años, en Ciencias es el 30% frente al 11% en Arte y Humanidades o Ciencias de la Salud (ambos sobre 500). La siguiente gráfica representa estos valores según la rama.
La diferencia empieza a observarse desde una edad temprana, aunque de nuevo la separación va aumentando con la edad.
La siguiente gráfica muestra la brecha de género en la UGR. No olvidemos que esto se refleja no solo en la dedicación docente, sino también en el salario y en la oportunidad de dedicar horas de trabajo a otras tareas no docentes, muchas de ellas orientadas a conseguir, precisamente, más sexenios.
¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que el POD refuerce estas diferencias?