La que se prevé como una de las más importantes subidas de la historia en el precio de las matrículas en las universidades públicas (hasta un 66% de un año para otro) está levantando una enorme polvareda. Y no solo por el hecho en sí, ciertamente polémico en tiempos de crisis, sino porque su aplicación está causando un enorme desconcierto entre las comunidades, los rectores y unos alumnos que están a punto de terminar el curso (la Selectividad ha empezado en varias autonomías) y aún no saben cuánto les costará la universidad en septiembre.
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